Con el título genérico de Puramente formal (1999-2012) Fernando Rodríguez realiza obras en las que reproduce a su personaje Francisco de la Cal como un patrón físico y conductual, multiplicado en dibujos, esculturas, instalaciones y soportes digitales. En estas obras, De la Cal muta hacia la abstracción y se convierte en simple materia prima (ya sea en madera, barro, tela, imagen digital, plomo). Las obras aparentan ser simples juegos formales, geometrías harto conocidas en la Historia del Arte precedente. Pero las ideas contenidas en estas obras exploran los límites entre el profundamente mordaz comentario social (y su sospechoso optimismo), la función ideológica del arte y sus cualidades estéticas.