Basada en la familiaridad de ciertos héroes de su infancia y en la siempre presente ideologización de la vida en Cuba, Lorena elabora las páginas de un álbum dedicado a un espía cubano. Se trata de una edición única, cada página con vida propia como escenas autosuficientes de una historia mayor. Todas “decoradas”, entre otros elementos, con el sello de la gráfica ochentiana tan propia de la era soviética en Cuba. Según refiere la artista: “La estética de los antiguos álbumes de familia que mi generación conoció vinculaba pequeños textos, viñetas o recortes a las fotografías. Vistos en su conjunto, en mucho se asemejan a los fotolibros de comics, policiacos e incluso pornográficos que circulaban popularmente en estanquillos antes de las ediciones digitales. Álbum fotográfico… recrea esta estética en la que doy continuidad a mi investigación sobre la construcción y comportamiento de la figura del espía. Uso los fotogramas de una popular fotonovela cubana de la década del 80: “Julito el pescador” y para estetizarla le incorporo símbolos del pop americano, códigos numéricos de los mensajes cifrados y alguna información extraída de manuales de inteligencia encontrados en Internet.”