Exhibida como parte de la instalación Caballo de Troya en la exposición Obsesiones y acumulaciones: el gabinete del artista. Estudio Figueroa-Vives / Embajada de Noruega. XIII Bienal de La Habana, mayo, 2019.
Caballo de Troya es una instalación que en su totalidad puede ser entendida como la recreación de una oficina, un estudio, o una cámara de los secretos donde hay toda clase de objetos. En ella muestro la piel de una oveja simulando el pelaje de un tigre; esculturas inspiradas en líderes de la era Soviética; condecoraciones otorgadas a un espía infiltrado en la Agencia de Investigación de Defensa de Estados Unidos. También muestro documentos procedentes de archivos personales de cubanos de las décadas del 70 y 80 del pasado siglo; aparatos electrónicos utilizados para la transmisión de mensajes encriptados; un audio captado en transmisión secreta… El espacio no es solamente contemplativo sino que ofrece la posibilidad al espectador de interactuar, hojear algún que otro libro, escudriñar en las gavetas del supuesto buró del espía. Todo el discurso gira en torno al encubrimiento. Saca a la luz historias y símbolos ─cuestionables o no ─ que te detienen para reflexionar. Dudarás sobre todo aquello en lo que lo que creíste, en algún momento de tu vida.
(Lorena Gutiérrez, 2019)
