En mi niñez se hablaba muy a menudo del «hombre del futuro». Soy de la generación que disfrutó la estancia en el campamento de pioneros de Tarará y paseos al parque Lenin de La Habana. Estos lugares eran emblemáticos de mi tiempo y en ellos se fraguaba el futuro de mi generación. Éramos la llamada «generación del 2000». Esa fecha se me hacía lejana y realmente promisoria. Ciudad Habana, 2005 es un regreso a estos lugares hoy (20-25 años después) para descubrir su nueva condición. Mi generación, la pasada y la presente, se reúnen en un «picnic reflexivo» para repetirnos hasta el cansancio que nuestro futuro es hoy.
(Alejandro González, La Habana, 2005)