Al igual que sucedió con los artistas abstractos cubanos, radicales transformaciones sociales descontextualizaron las investigaciones de los arquitectos del pasado siglo. La mayoría de las propuestas originales de la arquitectura moderna cubana se conocen hoy sólo a través de fotografías de lo que fueron. Otras han sido sometidas a continuos cambios con el objetivo de satisfacer necesidades perentorias, por lo que nunca lograron alcanzar un carácter definitivo y permanente. Lo que recibimos hoy como legado son híbridos donde la convivencia natural entre lo viejo y lo nuevo se hace no solo posible, sino se convierte en una dramática articulación, donde también hay lugar para lo espontáneo y lo improvisado. Son los nuevos paradigmas que existen e interactúan en el imaginario individual y colectivo que hoy heredamos y del cual vivimos, aunque como una realidad cultural evanescente.
(Francisco Alejandro Jim, 2016 )