Estas obras se construyen utilizando un conjunto de tipografías de plomo sobre un soporte dorado. Las letras, dispuestas al azar, apuntan a un proyecto de ideas incoherentes pero maquilladas en su esencia; aliento, si se quiere, de mucho del discurso político actual.
Su forma nos refiere, igualmente, a las medidas de los medalleros militares que avalan muchas veces unos méritos inexistentes y el material (en desuso) marca un discurso oxidado, ilegible y carente de significación. Sugiere también los vínculos de la prensa con el poder, donde el discurso se torna edulcorado, para ofrecerlo a la ciudadanía como la carnada al pez.